¿Qué tienen en común un vendedor agotado, un director creativo estancado y una emprendedora con mil ideas pero ningún resultado?
Todos han cometido el mismo error: intentar hacerlo todo por sí mismos. Es fácil caer en la trampa. Creer que si trabajas más, controlas cada detalle y nunca delegas, lograrás avanzar. Pero lo que nadie te dice es que este enfoque no solo te cuesta energía, sino que también te está quitando algo más importante: tu capacidad de crecer. Yo también estuve ahí. Intentando ser el superhéroe de mi negocio, creyendo que si lo hacía todo, llegaría más lejos. La realidad golpea duro: más estrés, menos tiempo y resultados mediocres. Hasta que aprendí una lección que lo cambió todo: "No es lo que haces, es cómo lo delegas." Hoy quiero compartir contigo 3 estrategias prácticas que he implementado y que no solo cambiaron mi negocio, sino también el de muchos clientes que enfrentaban estos mismos retos.